Somos una sociedad cariñosa, afectiva , «tocona» y hasta excesivamente ruidosa…dicen. Pero cuando toca , ¡nos venimos arriba!
Nunca habíamos valorado tanto la libertad. El simple hecho de sacar a pasear al perro, ir a por el pan, bajar la basura o recoger el correo es ahora el salvoconducto para nuestros minutos de libertad al día.
Para muchos, la dosis diaria de cariño llega a través de una pantalla. Skype ha multiplicado por 4 sus descargas.
¿Imagináis explicarle a una persona de 85 años cómo funciona esa aplicación de su teléfono móvil cuando habitualmente se limita a descolgar y colgar el teléfono para hablar con sus hijos y nietos? Pues sí, está pasando. Muestras de amor que nos hace palpitar el corazoncito electromagnético.
¿Adivináis cuál es la pregunta más repetida? ¿Cómo estás? ¿Tienes tos? ¿Fiebre? ¿Has comido? ¡No salgas, eh!
Aunque no nos haya tocado sufrirlo cerca, el Coronavirus ya nos ha marcado la vida para siempre.
Somos solidarios…
Somos solidarios por naturaleza aunque a veces nos neguemos a creerlo. Y si queréis pruebas, buscad en las redes sociales, que últimamente tenemos el cupo cubierto de buena fe (y otros tantos memes) , llenos de campañas, iniciativas, vecinos y vecinas que se conocen a través de notas de amor y generosidad gracias al coronavirus…y aderezadas con unos aplausos a las 8 de la tarde. ¡Que esta recién estrenada tradición no se pierda, por favor!
¿Cuántos mensajes de ánimo entre vecinos habéis encontrado? De apoyo a los mayores? Cuántos voluntarios encontráis que llevan a los vecinos más desfavorecidos o a los ancianos su compra, la justa, la básica para subsistir?
Estamos finalizando el confinamiento…
Muchos mayores están obligados a sobrellevar todo el año, resignados, pacientes, a la espera de alguna visita que les haga pasar más rápido las horas. Quizá cuando todo pase visitaremos más a los abuelos, a nuestra vecina de arriba que tiene 90 años y no puede salir…o al tío abuelo que está en una residencia y que sólo vamos a ver en verano y en Navidad.
Quizá…valoremos, pensemos, frenemos en la vorágine laboral…como lo hemos hecho estos días. Obligados, sí. Quizá el mundo nos ha frenado para que tomemos conciencia de que realmente no íbamos hacia ninguna parte… si dejamos atrás lo importante. A los nuestros.
Smile & On Fire
Nuestro nombre, Smile evidencia positivismo, alegría y optimismo…el On Fire únicamente aporta la rapidez, las ganas, la inmediatez con la que todo pasa. La misma con la que avanza esta etapa que nos ha tocado vivir.
Está demostrado, ante las adversidades, nos venimos arriba. Y lo estamos poniendo en práctica día a día. Uno menos o uno más…pero aquí seguimos, enclaustrados.
Pasará a los libros de Historia como la “Crisis del Coronavirus” y de nosotros depende cómo escribir el final.
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